El mes pasado me invitaron a participar en una mesa redonda en la que debía resumir, en 20 minutos, la formación de los licenciados/graduados de la Facultad de Derecho en los últimos veinte años. Impelido por la limitación temporal impuesta, seleccioné tres cambios en las prioridades formativas de nuestra Facultad (que estoy seguro de que son compartidas por el resto de las Facultades españolas), que, a su vez, otorgan a los nuevos graduados una impronta que los diferencia de quienes acabamos la carrera de Derecho el siglo pasado.